Nuestra experiencia en Guatemala, con Jardín de Amor y su alma matter “Julito”, con cariño para nosotros, fue la mayor aventura de nuestra vida. El 18 de junio de 2022 partimos 7 personas desde Madrid destino Centroamérica, en lo que fue la culminación de un trabajo de muchos meses en el que estuvieron involucrados cientos de personas, entidades y empresas.
Un grupo de amigos, con la inquietud de hacer un voluntariado o algo que aportase un plus a la sociedad, decidimos hacer algo más grande, el Proyecto Sandías. Después de buscar la opción adecuada, encontramos a la ONG Jardín de Amor España. Con ellos, y con un impresionante respaldo, pudimos reunir el dinero suficiente para construir un centro médico en Santa María de Jesús, y que, a día de hoy, da servicio a los alumnos de la escuela y sus familias.
Los 7 que partimos de España pusimos la guinda y materializamos el proyecto, y además pudimos descubrir un país alucinante. Nuestro trabajo diario consintió en la construcción del centro, la impartición de clases de inglés, la colaboración en un campus de fútbol y la ayuda en los trabajos diarios con el personal de JDA. Nos asombró la labor realizada por gente como Berta, Ingrid o Antonia, que, en un entorno muy complicado y desfavorecido, hacen la vida un poco mejor a cerca de 300 niños en situación de extrema pobreza. Santa María de Jesús, uno de los lugares más deprimidos del país, nos mostró como se puede sobrevivir y luchar por un futuro en una zona que te muestra una realidad de la vida extremamente dura y escasa de oportunidades de tener un futuro mejor. Hay que decir que lo que aportamos nos repercutió de una forma exponencial.
También hay que reconocer que lo pasamos muy bien. Además de todo el trabajo, el ocio de Antigua, donde nos quedábamos, no se quedó corto. De hecho, en pocos días, éramos conocidos en la ciudad.
Disfrutamos de los auténticos mercados artesanales, coquetas tiendas locales, placeres gastronómicos y de la noche guatemalteca, a ritmo del reggateón de Bad Bunny. Bailamos bachata y salsa; degustamos todas las salsas picantes y los platos típicos como el pepián o los shucos; nos enfrentamos a tarántulas y serpientes de la selva maya; y vivimos fugaces historias de amor, casi nada. Visitamos el imponente Lago Atitlán y sus pintorescos pueblos, las mágicas ciudades mayas de Tikal y Yaxhá, la curiosa Isla de Flores, las divertidas y picantes playas de El Paredón, además de coronar los activos y ardientes volcanes Acatenango y Fuego.
Descubrimos un lugar sorprendente, con una gente acogedora y hospitalaria, que nos recibió como si nos conociesen de toda la vida. Nos encontramos con personas e historias de todo el mundo, que nos enriquecieron y aportaron otros puntos de vista. En definitiva, volvimos siendo mejores personas en todos los sentidos.
La seguridad era un tema que preocupaba antes del viaje pero una vez allí, se cayeron todos los prejuicios. Es cierto que es una zona con problemas distintos a lo que estamos acostumbrados en Europa, pero pudimos disfrutar, conocer y descubrir la magia de Guatemala sin ningún problema. Una joya por descubrir en el corazón de Latinoamérica. Sin duda, volveremos.
Viva la vida.
Proyecto Sandías.
Rocío, Lorena, Amaya, Sandra, Jose, David y Miguel Ángel.
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