Hay muchos días en la escuela que tengo grabados en la mente.
Uno de los que más me marcó fue cuando estaba acompañando a un alumno a su casa: Edwin, de 5 años. De camino, una chica nos saludó y sonrió a Edwin. Le pregunté que quién era, y me dijo que era su madre. Le pregunté a Edwin si él era el hermano mayor, y me respondió: “No seño, yo soy el segundo, tengo un hermano mayor y otros dos más pequeños”. Me sorprendió muchísimo. Esa chica, la madre de Edwin, no era mucho mayor que yo. No podía tener mucho más de 20 años, pero ya tenía 4 hijos.
Otro momento que me impactó fue un día que estaba acompañando a un grupo de alumnas a su casa. Tendrían todas entre 6 y 10 años. Estábamos subiendo una cuesta, cuando una me cogió fuerte del brazo y me dijo: “Ay seño, ahí está el señor, el señor que roba niñas”. Todas me rodearon y me agarraron, con una risa nerviosa y mucha prisa por salir de esa calle. Ese día me enteré de que a las niñas en Santa María de Jesús no se las permite salir de casa en cuanto se pone el sol, por miedo a que las secuestren.
Lucía Cubero
15/02/23
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